A qué se exponen niños y adolescentes. Aportes para el análisis.
Por Matías Fernández Noguera y Federico Losco*
No es una novedad que la tecnología está uniendo transversalmente distintas realidades de nuestra vida cotidiana. El más claro de los ejemplos hoy por hoy es el proceso de compra de un producto, en donde las campañas de marketing, la publicación del producto, la venta, el pago y la coordinación de la forma de entrega se realizan 100% online.
En vista a todas las novedades sobre estos temas, múltiples expertos en seguridad informática y otras especialidades generaron contenido, que se distribuye a través de redes sociales y medios de comunicación digitales, en general, con consejos de seguridad para evitar que usuarios y clientes sean estafados en este proceso de compra online.
Si bien es muy importante cuidar nuestros datos en un entorno digital, hoy queremos aportar nuestra perspectiva sobre un tema central que no se está tocando demasiado y que incluye el cuidado de lo que más nos importa: la seguridad de nuestros hijos en un entorno digital.
El material multimedia, especialmente los videos, ha pasado a ser una parte importante de nuestras vidas. Todos los días se comparten miles y miles de videos en redes sociales, muchos de ellos generados o visualizados por nuestros hijos, sobrinos y nietos. Desde cómo hacer ejercicios físicos y recetas de cocina, hasta cómo aprender a usar herramientas o cantar y bailar algún tema de moda. Niños, niñas y adolescentes están siendo protagonistas, como espectadores y/o como generadores.
Todo esto, sumado a la situación actual de pandemia y la imposibilidad de clases presenciales en las instituciones escolares, da como resultado el surgimiento de un pedido cada vez más frecuente por parte de los docentes a los estudiantes, el de enviar un “video realizando la actividad solicitada”, ya sea realizando educación física, cantando el fragmento de una canción o simplemente participando de algún juego. Pero la pregunta clave es, ¿todos los que intervienen en esta simple solicitud (instituciones educativas, docentes, familias y estudiantes) conocen realmente los posibles peligros que la práctica conlleva?
La llegada de este material a manos equivocadas, ya sea porque el docente sufrió la pérdida o robo del teléfono celular o notebook, o simplemente por compartir el dispositivo donde tiene guardado dicho material, podría traer como consecuencia posibles delitos informáticos. Estos son cada vez más comunes, con particular auge en estos tiempos de aislamiento debido a la hiperconectividad. Nos referimos a los delitos de ciberacoso, grooming, revelación de datos personales y hasta la utilización de este material en la explotación sexual infantil. Esto queda demostrado con el aumento del 30 % en las denuncias por Grooming desde el comienzo de la cuarentena, según el Ministerio Público Tutelar de la Ciudad de Buenos Aires.
Frente a esta realidad, creemos necesaria y urgente la apertura de espacios de trabajo promovidos por parte del sistema educativo junto con profesionales informáticos, donde se piensen protocolos para el manejo responsable de datos personales y del material audiovisual producido por nuestros niños, niñas y adolescentes, así como encuentros informativos y formativos para los docentes.
*Matías Fernández Noguera – Lic. en Administración – FCE (UBA)
*Federico L. Losco – Lic. en Sistemas. Mat. Coprocier 467